Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Las profecías de Daniel

Capítulo VIII

8. Conclusión al libro de las profecías de Daniel

 
Versión: 11-06- 2021

 

Carlos Aracil Orts

8. Conclusión al libro de las profecías de Daniel*

El pueblo de Dios no debería nunca vivir en oscuridad, porque la profecía es “como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 P. 1:19).

2 Pedro 1:19-21: Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; (20) entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, (21) porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Por estas razones, los cristianos debemos consultar la Palabra de Dios, y dejarnos guiar y aconsejar por el testimonio de sus profetas, los que están en la Biblia, los únicos verdaderos. Cualquier cosa que se nos predique nunca deberá contradecir lo que está escrito en la Biblia: ¡A la ley y al testimonio!” (Is. 8:20). Esta es siempre la clave para distinguir entre una doctrina verdadera, que es inspirada por el Espíritu santo, de otra que no lo es. La “Ley” para los cristianos es toda la Palabra de Dios, y el “Testimonio” es el testimonio de nuestro Señor Jesucristo, Sus apóstoles y profetas.

Por lo tanto, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. (2) En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; (3) y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Jn. 4:1-3).

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. (16) Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? (17) Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. (18) No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. (19) Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. (20) Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:15-20);

Además, las profecías registradas en la Santa Biblia, a medida que han ido cumpliéndose a lo largo de la historia, representan hitos para que los creyentes reafirmen o ratifiquen o consoliden su fe, al comprobar por ellos mismos la veracidad de la inspiración divina de la Sagrada Escritura, puesto que el autor divino de la misma es Dios, el Espíritu Santo; y la misma Palabra de Dios nos exhorta a que estimemos y  hagamos caso a las profecías: “No menospreciéis las profecías” (1 Ts. 5:20). Puesto que ellas nos advierten de los peligros y acontecimientos futuros, podremos estar mucho mejor preparados para afrontarlos y con ello evitar ser sorprendidos y vencidos por lo inesperado de las situaciones futuras. Recordemos, por ejemplo, la siguiente profecía de Jesús:

Lucas 21:20-24: Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. (21) Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. (22) Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. (23) Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. (24) Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.

Gracias a esta profecía que Jesucristo dio a sus discípulos, –cuando le preguntaron cómo podía acontecer semejante cosa que del precioso y majestuoso Templo “no quedaría piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mr. 13:1-2)– todos los judíos cristianos, así como gentiles que atendieron  y creyeron a Jesús, cuando, hacia el año 70 d.C., vieron las tropas de los ejércitos que rodeaban Jerusalén, pudieron huir a tiempo para salvar sus vidas, aprovechando que las tropas romanas se retiraron por un tiempo, aunque finalmente volvieron, y después de un largo sitio a la ciudad santa, la destruyeron, junto con el Templo, cumpliendo con todo detalle la predicción de Jesús: “no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mt. 24:2: Mr. 13:2; Lc. 21:6).

Deberíamos saber o reconocer que Dios interviene en los asuntos de este mundo, los controla y dirige, pero sin coaccionar el libre albedrío o voluntad de los seres humanos:

Daniel 2:20-23: Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. (21) El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. (22) El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. (23) A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.

En el presente artículo solo he pretendido dar una visión general del profeta Daniel, y hacer más familiares algunas de sus profecías, empezando por la más conocida y sencilla de todas, que es la profecía de la visión de la gran estatua del sueño del rey Nabucodonosor, la más abarcante, puesto que relata la sucesión de los cuatro grandes imperios –Babilonia, Media-Persia, Grecia y Roma, y los diez reinos en que este último se dividió a su caída en el 476 d.C.–, y porque se extiende hasta el fin del mundo, con la segunda venida de Cristo en gloria y el establecimiento de Su reino eterno.

Daniel 2:44-45: Y en los días de estos reyes [en los que se dividió el Imperio Romano] el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, (45) de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.

Sin embargo, solo he querido profundizar en la profecía de las setenta  semanas de años (Daniel 9), para que no resultara demasiado largo este estudio bíblico, que a pesar de ello, lo ha sido, dada la complejidad de la profecía citada.

Las claves para entender esta profecía de las setenta semanas

Primero, esta profecía abarca un periodo de tiempo de setenta semanas proféticas, es decir, setenta semanas de años, que equivalen a cuatrocientos noventa años. No obstante, también podemos considerar las setenta semanas como un periodo literal de tiempo, que se inicia en el momento en que el ángel Gabriel interviene para dar respuesta a la oración de Daniel, que, como vimos, ocurrió en el año 538/537 a.C.; y solo tenía como objeto informarle del próximo e inminente cumplimiento de la profecía del profeta Jeremías –la de los setenta años de cautividad de los judíos en Babilonia y de su liberación– la cual, históricamente, se cumplió cuando fue promulgada la orden citada de Ciro en el año 536 a.C. En este caso, las setenta semanas literales corresponderían al lapso de tiempo que faltaba desde la orden, la que se refiere el ángel en sus primeras palabras, hasta que la misma se promulgó oficialmente en el primer año del reinado de Ciro rey de Persia, en 536 a.C. (Esdras 1:1-4).

Segundo, dejando aparte el citado primer cumplimento literal de las setenta semanas con la orden de Ciro del año 536 a.C., sabemos que, en el resto de la profecía, estas semanas no pueden ser literales, en primer lugar, porque se registran en un contexto profético; y, en segundo lugar, porque se trata del cumplimiento histórico real del uso simbólico veterotestamentario, que proviene de la forma de contar el tiempo para cumplir la ley del jubileo que Dios mandó a Su pueblo: “Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años (9) Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. (10) Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. (Lv. 25:8-10).

Dios había ordenado a Su pueblo que el año cincuenta, que era el siguiente a las  “siete semanas de años, siete veces siete años”, fuera un año especial, en el que se debería dar libertad a los esclavos, condonar todas las deudas, devolución de las tierras, que habían sido compradas o desahuciadas, a sus originales propietarios; etc. Esta ley del jubileo de las siete semanas de años es símbolo de la liberación y restauración, en primer lugar del pueblo judío –que se cumple doblemente en la historia al final de las setenta semanas literales y al final de las proféticas–, y, en segundo lugar, de toda la humanidad, que se produciría con la encarnación, vida, muerte y resurrección de Cristo, pues por Él recibimos los creyentes la regeneración espiritual y, por tanto, la libertad de la esclavitud del pecado.

Tercero, es imprescindible establecer correctamente la fecha de arranque de la profecía de las setenta semanas de años, porque en caso contrario no veríamos que los acontecimientos previstos en la misma, se han cumplido históricamente. El principal acontecimiento es el comienzo del ministerio del Mesías en el año de su bautismo, que, como se ha visto, en lo que antecede, fue en el año 26 d.C.; y, después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; (Dn. 9:26); “por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. (Dn. 9:27); y, finalmente, “el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones” (Dn. 9:26 pú). Ya comprobamos que este último acontecimiento se produjo históricamente en el año 70. D.C., por el asedio de las tropas romanos al mando del general Tito.

Cuarto, recordemos que con la primera orden –la del rey Ciro del año 536 a.C.–, penosamente se pudo lograr sus objetivos, excepto permitir una primera repatriación de judíos a Palestina, y finalizar la reconstrucción del Templo, hacia el 515 a.C. (Esd. 6:14,15), a pesar de los muchos impedimentos que pusieron los enemigos del pueblo de Dios, en tiempos del segundo decreto, que fue el de Darío I (c. 520 a.C.).

El tercer decreto u orden fue el dado por el rey Artajerjes en el séptimo año de su reinado (Esd. 7:6-13) (458 a.C.), como se puede ver a continuación: “En el séptimo año del rey Artajerjes” (v. 7:7), Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya” (Esd. 7:13). Identificamos a este decreto como el que fija la fecha de inicio de esta profecía por varios motivos que vimos en el cuerpo de este estudio, pero básicamente, porque con él se cumplen las predicciones del ángel Gabriel, empezando por las de tipo físico como la siguiente: se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.” (Dn. 9:25)

Cuando San Esteban fue muerto por apedreamiento hacia el año 33 d.C., fue el final de la setenta semana de años que empezó con el ministerio público de Jesús, en el año 26 d.C.; y con ello se cumplió la profecía de las setenta semanas de años: “por otra semana confirmará el pacto con muchos” (Dn. 9:27, pp); de esta manera el nuevo Pacto fue confirmado cuando muchos judíos se convirtieron a Cristo: Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. (42) Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. […]46) Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, (47) alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hech. 2:41-42, 46-47).

 

***

0. Índice de las profecías de Daniel

 

1. Introducción a las profecías de Daniel

 

2. Calendario hebreo en la Biblia para computar los años y los meses

 

3. Contexto histórico durante el destierro del pueblo de Dios.

 

4. Una perspectiva del libro de Daniel

 

5. Un resumen de las principales profecías de Daniel


6. Prólogo de la Profecía de las setenta semanas

 

7. La Profecía de las setenta semanas

 

8. Conclusión al libro de las profecías de Daniel

 

 

Quedo a disposición del lector para lo que pueda servirle.

 

Afectuosamente en Cristo

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 

 

 

 

 


Referencias bibliográficas

*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

Abreviaturas frecuentemente empleadas:

AT = Antiguo Testamento

NT = Nuevo Testamento

AP = Antiguo Pacto

NP = Nuevo Pacto

Las abreviaturas de los libros de la Biblia corresponden con las empleadas en la versión de la Biblia de Reina-Valera, 1960 (RV, 1960)

pp, pc, pú referidas a un versículo bíblico representan "parte primera, central o última del mismo ".

Abreviaturas empleadas para diversas traducciones de la Biblia:

NBJ: Nueva Biblia de Jerusalén, 1998.

BTX: Biblia Textual

DHHe (D): versión Dios habla hoy con Deuterocanónicos

Jünemann: Sagrada Biblia-Versión de la LXX al español por Guillermo Jüneman

N-C: Sagrada Biblia- Nacar  Colunga-1994

JER 2001: *Biblia de Jerusalén, 3ª Edición 2001

BLA95, BL95: Biblia Latinoamericana, 1995

LBLA: La Biblia de las Américas

BNP: La Biblia de Nuestro Pueblo

NVI 1999: Nueva Versión Internacional 1999

LPD: El Libro del Pueblo de Dios, Levoratti y Trusso

SB-MN: . La Santa Biblia-Martín Nieto

SRV2004: Spanish Reina Valera 2004

Bibliografía citada

(1) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 105. Publicaciones Interamericanas, 1984
(2) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 113. Publicaciones Interamericanas, 1984
(3) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 139. Publicaciones Interamericanas, 1984
(4) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 139-140. Publicaciones Interamericanas, 1984
(5) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 140. Publicaciones Interamericanas, 1984
(6) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 140. Publicaciones Interamericanas, 1984
(7) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 141-142. Publicaciones Interamericanas, 1984
(8) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 164-165. Publicaciones Interamericanas, 1984
(9) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 105-106. Publicaciones Interamericanas, 1984
(10) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, Pág. 103-108. Publicaciones Interamericanas, 1984
(11) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 88. Publicaciones Interamericanas, 1984
(12) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 89. Publicaciones Interamericanas, 1984
(13) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 89. Publicaciones Interamericanas, 1984
(14) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 86. Publicaciones Interamericanas, 1984
(15) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, Pág. 89-90. Publicaciones Interamericanas, 1984
(16)  Cid, Carlos y  Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 309
(17)  Cid, Carlos y  Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 309
(18)  Cid, Carlos y  Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 311
(19) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, pág. 163-164. Publicaciones Interamericanas, 1984
(20) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, pág. 93. Publicaciones Interamericanas, 1984
(21)  Cid, Carlos y  Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 312
(22) La Biblia Dios Habla Hoy (Notas) (DHHn) al texto del libro de  Daniel (1:21)
(23) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(24) Nabonido, el último rey de Babilonia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/nabonido-ultimo-rey-babilonia_8189
(25) Ibid.
(26) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, pág. 93. Publicaciones Interamericanas, 1984
(27)  Cid, Carlos y  Riu, Manuel. “Historia de las Religiones”. Pág. 314
(28) Aracil Orts, Carlos. https://amistadencristo.com: ¿Es el Arcángel Miguel el que detiene al Anticristo?, El dragón, la bestia, los reinos mundiales y el Reino de Dios
(29) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(30) Ibid.
(31) Nabonido, el último rey de Babilonia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/nabonido-ultimo-rey-babilonia_8189
(32) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(33) Nabonido, el último rey de Babilonia. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/nabonido-ultimo-rey-babilonia_8189
(34) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(35) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, pág. 842. Publicaciones Interamericanas, 1984
(36) Ibid.
(37) Ibid. Pág. 843
(38) Ibid. Pág. 844
(39) Anderson Steven. Darío el medo: una solución a su identidad | TruthOnlyBible
(40) Alejandro Magno - Wikipedia, la enciclopedia libre
(41) Antíoco IV Epífanes - EcuRed
(42) Ibid.
(43) Biblia de Jerusalén (NBJ, 1998), pág. 609.  Editorial Desclée Brouwer, S.A., 1998, Bilbao.
(44) Ibid. pág. 658
(45) Aracil Orts, Carlos. https://amistadencristo.com: La profecía de los 2.300 días-años y el juicio investigador
(46) Imperio Babilónico (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/imperio-babilonico
(47) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, págs. 878-879. Publicaciones Interamericanas, 1984
(48) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, págs. 879. Publicaciones Interamericanas, 1984
(49) Ivorra, Carlos. Profesor de la Universidad de Valencia. https://www.uv.es/ivorra/index.html: El año cero no existe (uv.es)
(50) Ibid.
(51) Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 4, págs. 879. Publicaciones Interamericanas, 1984
(52) Felipe del Rey, Pedro de, 2000: Jesús de Nazaret  (Un Personaje histórico), pág. 69. Ediciones Garfisus, S.L. Sector Oficios,23;  28760 Tres Cantos (Madrid)
(53) Ivorra, Carlos. Profesor de la Universidad de Valencia.
(54) Ivorra, Carlos, Profesor de la Universidad de Valencia. https://www.uv.es/ivorra/Historia/Imperio_Romano/SigloIg.htm 50 - 70 (uv.es))
(55) Ibid.

 

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