Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Preguntas y Respuestas

Miscelánea

Por qué no soy católico

 
Versión: 18-12- 2011

 

Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

Estimado amigo Miguel, muchas gracias por tu benevolencia hacia mí, y por haberme escuchado a pesar de no compartir muchas cosas de lo que dije en la conferencia pasada.

Respeto tus creencias católicas y no pretendo disuadirte de algunas doctrinas no bíblicas que sostiene la iglesia católica. Tú eres libre y responsable de lo que crees, y darás cuenta a Dios, de acuerdo con tu coherencia en tu creencia y conciencia. Sin embargo, como te aprecio, y siempre te consideré un buen amigo, no puedo menos que tratar de responderte al siguiente párrafo extraído del correo que me enviaste el día 14-12-2011:

“....Otra cosa es que desde Lutero cada año salen unas tres nuevas sectas, porque cada uno interpreta la Biblia a su gusto, sin embargo la Católica, no ha cambiado en los dos mil años, porque nosotros los católicos dejamos que otros que saben más nos aconsejen sobre temas importantes. Anoche había una señora de San Vicente que no sabe que para tomar la comunión hay que estar en gracia de Dios, y ahora muchos la toman sin haberse confesado, o bien por ignorancia o por que creen que no es necesario. El cura de la Albufera que yo conozco bien, estudió en Roma muchos años, estudiando dogma y moral y hebreo y arameo, y hasta los escritos de Kum-ra en el mar muerto, para saber cada palabra los diferentes significados que pueda tener; cómo va a ser como tú, que solo no puedes comprender todos los significados; yo quisiera que entendieras que no pretendo molestarte, sino que pidas ayuda a otros que saben mas que tu”. (Miguel).

No me molestas, querido amigo, cuando dudas de mi capacidad para entender la Biblia,  aconsejándome que pida ayuda a otros que saben más, sino que, por el contrario, te lo agradezco; pues es un buen consejo que aprecio en lo que vale, ya que puede significar que tú también me estimas y te preocupas por mí, para que no me descarríe de la fe verdadera, y, de esa manera, perder mi alma.

Tus palabras me estimulan a confesarte los motivos por las cuales no soy católico. De ninguna manera con ello quisiera molestarte o incomodarte. No es mi intención, y si creyera que el sincerarme contigo y explicarte lo que no comparto de las doctrinas de la iglesia católica, fuera una causa de agravio y de rotura de nuestra amistad, jamás te diría nada. Pero creo que entre dos buenos amigos debe haber sinceridad; y que la amistad está por encima de nuestras respectivas creencias religiosas. Por tanto, a continuación respondo a tu correo y enumero las razones  doctrinales que me apartan de la Iglesia  católica.

2. Por qué no soy católico

Los cristianos evangélicos, más conocidos como los Protestantes, los cuales ahora la Iglesia católica llama “los hermanos separados”, nos guiamos por la sola Biblia, y no admitimos el magisterio de ninguna iglesia, ni siquiera la católica. Creemos que todo magisterio humano es falible como todo lo humano. Incluso el Papa lo es, aunque se arrogue a sí mismo el poder de la infalibilidad, y los títulos de Su Santidad, Padre Santo,  y Vicario de Cristo, cuando solo hay un Padre Santo que es Dios, y un Vicario de Cristo que es el Espíritu Santo.

No rechazamos la ayuda de los que saben más, pues podemos aprender mucho de ellos. Pero todo lo que nos dicen lo cotejamos con la Palabra de Dios, para comprobar su veracidad (Hechos 17:11). Creemos que solo el verdadero y único Evangelio es poder de Dios para salvación (Romanos 1:16), y que ser cristiano es tener el Espíritu de Cristo. El que no tiene su Espíritu no es de Cristo (Romanos 8:9,10), y el Espíritu Santo que vive en nosotros nos conduce a toda la verdad (Juan 16:13).

A continuación, hago una resumida lista de las principales doctrinas que sostiene la Iglesia católica, como dogmas de fe, y que no están avaladas por la Palabra del Señor, sino solo por la Tradición católica o el Magisterio de la Iglesia y el Papa. Las siguientes doctrinas nunca pertenecieron a la Iglesia cristiana primitiva.

La transustanciación de la hostia en cuerpo y sangre de Jesucristo

La transustanciación de la hostia consagrada por el sacerdote en cuerpo y sangre de Jesucristo significa que los sacerdotes, cada vez que celebran la misa, hacen el increíble y fantástico milagro de transformar un poco de materia inanimada en algo tan grande y maravilloso como es la vida de un ser viviente; que en este caso, no es un ser humano cualquiera, sino el mismísimo Jesucristo, el Hijo de Dios, Dios hecho carne. El cual millones de veces cada día es muerto de forma incruenta, para alimento de los feligreses. No quiero hacer más comentarios para no herir tu sensibilidad, pero me reconocerás que tener fe en esto que la iglesia católica afirma que sucede realmente es irracional, además de clara y totalmente antibíblico. No puede ser que algo que se come y que luego va a la letrina, sea el ser entero de Jesucristo, su cuerpo y su sangre realmente. Nota lo que declara el propio Jesús respecto a lo que ocurre con lo que se come materialmente.

Mateo 15:17: ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?
Marcos 7:18,19: Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.

Por otro lado, querido amigo, la Palabra de Dios es muy clara, cuando afirma que Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos (Hebreos 9:24-28; 10:12-14). Por tanto, el sacrificio de Jesucristo que realiza el sacerdote, tantas veces como misas celebra, no es aceptable para Dios. Porque hace inútil el sacrificio único y verdadero de Cristo, hecho una vez, hace dos mil años, para siempre:pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” (Hebreos 10: 12-14). Te aconsejo, como buen amigo que me considero tuyo, que aprendas a pensar por ti mismo, y no a seguir a pies juntillas lo que te han dicho los sacerdotes. ¿No tiene para ti la Palabra de Dios más valor que la palabra de los sacerdotes? Medita sobre los textos que te presento a continuación:

Hebreos 9: 24-28: Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Hebreos 10: 12-14: pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Por tanto, el sacrificio de Jesucristo que hace el sacerdote en la misa no es aceptable para Dios.

Dios no nos exige penitencia alguna para el perdón de los pecados sino fe en su Hijo y obediencia a Él.

Con respecto al mandamiento que prescribe la iglesia a sus feligreses de confesarse a un sacerdote, para que este le imponga una penitencia proporcional a los pecados cometidos por cada uno de ellos, para que puedan ser purificados y perdonados, tampoco es bíblico (1ª Juan 1:8-2:1-2). Cristo es nuestra propiciación por todos los pecados que cometemos. No hay nada en el mundo que podamos hacer para recibir ese perdón sino aceptar la sangre de Cristo, su sacrificio expiatorio. Él solo nos purifica y nos perdona (Hebreos 1:3; 9:14,22, 26; 10:10-14; etc.). Nuestros actos y penitencias de nada sirven para obtener el perdón de Dios. Si así fuera “por demás murió Cristo” (Gálatas 2:21; léase, por favor, a partir del verso 16).

La Iglesia Católica adoptó un sistema sacerdotal para dirigir al pueblo de Dios, que no se corresponde con la organización de la Iglesia cristiana primitiva.

En el Antiguo Testamento Dios expresamente mandó formar una élite de sacerdotes para que fueran mediadores entre Él y su pueblo Israel, para encargarse del tabernáculo y de las ofrendas de animales. Todos ellos debían ser de la tribu de Leví, empezando por Aarón, el hermano de Moisés, y por sus hijos (Éxodo 27:21;28:1; 32:28,29; 40:12-16; Levítico 8:6-13; Números 1:47-53; 3:6-12;4:1-49; etc.). Todo este sistema fue abolido con la muerte de Cristo en la cruz. Existen muchos textos que lo confirman en el Nuevo Testamento. Por ejemplo:

Hebreos 7: 11-14: Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? 12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; 13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. 14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. [...]

Hebreos 7: 18-28: Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia 19 (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios. [...] 22 Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.  23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24 mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. 26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.

En el Nuevo Pacto, ya no se necesitan sacerdotes que medien entre los hombres y Dios, pues Cristo es nuestro sumo sacerdote (Hebreos 9:11), el único mediador e intercesor, “que puede salvar perpetuamente a los que a Él se acercan...” (Hebreos 7:25).

El mediador de un nuevo pacto

Hebreos 8:1-13: Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. 3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. 4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; 5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. 6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. 13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

Hebreos 9: 24-28: Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Hebreos 10: 18-24: Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. 19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. 23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;

Hebreos 12: 24: a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

Dios nos ha dado su Palabra y su Santo Espíritu, para interpretarla y obedecerla y no necesitamos mediadores humanos. Dios hace entender su Palabra a los humildes (Santiago 4:6; 1ª Corintios 1:26-31).

1ª Corintios 1:26-31: 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 32 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

Necesariamente debo seguir, todavía, haciendo una larga lista de doctrinas que no tenía la iglesia cristiana primitiva, y que la iglesia católica adoptó tras la unión con el poder secular, a partir del emperador Constantino hacia el siglo IV. Luego, tampoco es cierto lo que dices, que la iglesia católica no ha cambiado en dos mil años. Ha cambiado mucho respecto a la pureza doctrinal de la iglesia de los apóstoles. Sin pretender ser exhaustivo aún me atrevo a enumerar una cuantas doctrinas más, no avaladas por la Palabra del Señor, y que multiplican las causas de por qué no puedo ser católico a la luz de la verdad de la Biblia:

La doctrina del Purgatorio. Lugar y estado de las almas de los difuntos, que no han alcanzado en su vida terrenal la justicia y santidad suficiente, y tienen que seguir purificándose, apartadas de la presencia de Dios, en un lugar intermedio entre el infierno y el cielo, hasta que consigan esa pureza que les permita alcanzar, al fin, el Paraíso. Creer en este dogma de fe significa echar por el suelo el sacrificio de Cristo, pretender que Él no ha tenido el poder de purificar a esas personas, y que ellas, en cambio, si lo tienen para purificarse a sí mismas. Aunque existen muchos textos que demuestran la herejía de esa doctrina solo vamos a citar dos, aparte de los ya mencionados arriba (Hebreos 9:24-28; 10:12-14).

Tito 3:4-7: Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Hebreos 1:1-3: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

La salvación no es mediante la fe y las obras sino solo por la fe en Cristo

Aquí no haré ningún comentario, pues la palabra de Dios se interpreta sola:

Efesios 2: 8-10: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Gálatas 2:16: sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. [...] 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

Romanos 3: 20: ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

La justicia es por medio de la fe

Romanos 3:21-26: Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Romanos 5:1,2: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

La Iglesia católica identifica justificación con santificación. Estos son dos conceptos distintos. Justificado es aquel creyente que ha aceptado la vida, muerte y resurrección de Cristo, y que al ser rescatado con su sangre, es decir, con su muerte vicaria, es declarado inocente o justo por Dios, puesto que sus pecados han sido perdonados, y cargados a cuenta de Cristo. Su deuda ha sido cancelada, clavada en la cruz (Colosenses 2:12-14), y “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús..” (Romanos 8:1). Esto implica ser santo, en el sentido de apartado del mal, consagrado para Dios, y redimido por Cristo. Sin embargo, la santificación o santidad es el objetivo y propósito de toda la vida. La santificación es el fruto de la obra del Espíritu Santo en el creyente durante toda su vida (Romanos 6:22). San Pablo lo aclara cuando dirigiéndose a la iglesia de Corinto, llama a sus miembros “los santificados en Cristo Jesús llamados a ser santos...” (1ª Corintio 1:2). En el libro de Hebreos en el capítulo 10, se ratifica que con la ofrenda del cuerpo de Cristo somos santificados, lo cual no es lo mismo que haber alcanzado la santificación que es la obra progresiva de toda la vida. Ser justificado o santificado es producto del instante en que aceptamos con todo nuestro ser a Jesucristo como nuestro salvador personal. En ese momento ya somos santos por medio de Cristo y llamados a la santidad.

Hebreos 10:10-14: En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

La concesión y venta de indulgencias para el perdón de los pecados. Es evidente, para cualquier estudioso de la Biblia, que esta doctrina contradice el principio fundamental de que la salvación viene por la sola fe en Jesús (Efesios 2:8,9), no por obras para que nadie se gloríe. No se puede comprar el perdón ni la salvación. Estos son dones de Dios que se obtienen a través de la fe en el único mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre (1ª Timoteo 2:5). En ningún otro hay salvación (Hechos 4:11-12).

Las oraciones y misas por los difuntos. De nada sirven, pues, “está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después de eso el juicio” (Hebreos 9:27).

Doctrinas no bíblicas sobre la virgen María, dogmas de fe de la Iglesia Católica.

A) La concepción inmaculada de María (como dogma desde 1854). La Iglesia Católica ha hecho dogma de fe que la Virgen nació sin el pecado original, es decir, con una naturaleza semejante a la de Adán y Eva antes de la caída, lo que significa que ella no tuvo una naturaleza pecaminosa, y con tendencia inclinada al mal. Esto no se puede mantener con la Biblia en la mano. Porque todos los seres humanos, a excepción de Cristo, postrer Adán, nacen con naturalezas caídas y tendencias hacia el mal. Cristo fue el único que nació santo, sin tener nada que ver con el pecado (Lucas 1:35; Hebreos 4:15; 2ª Corintios 5:21;1ª Pedro 1:20). Sin embargo, de la virgen María, en ninguna parte se dice que haya nacido santa, sin pizca de contaminación por el pecado original, sino que es una criatura humana como todas las demás.

B) El culto a María. La devoción a la figura de María se ha convertido  en idolatría, pues en muchos fieles católicos se confía más en ella como dadora de gracia que en el mismo Dios. Al ser llamada madre de Dios, hace ver que la madre es superior al Hijo que engendra. La iglesia católica ha permitido la adoración o veneración de las imágenes de María y de los santos, y muchos en el pueblo católico ha adulterado espiritualmente rebajándose ante falsos dioses de madera, escayola u otro material, apartándose del Único que vive por los siglos y que nos puede salvar, que es Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Jesús mismo se cuidó en varias ocasiones que no se exaltase a su madre (Marcos 3:21-35; Lucas 8:19-21; Lucas 8:27-28), puesto que eso es idolatría que Dios reprueba.

Marcos 3:31-35: Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. 32 Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. 33 El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 35 Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

Lucas 8:19-21: Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. 20 Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 21 El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.

Lucas 11:27,28: Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. 28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

C) La ascensión o asunción de María al cielo (Dogma desde 1950). La Biblia nada dice de una resurrección particular de María para ser llevada al cielo a la presencia de Dios, en cuerpo y alma. Sin embargo, sí se afirma expresamente la resurrección de Jesús (Juan 20:17, 26; Hechos 1:9).

D) La virgen María corredentora con Cristo y mediadora entre Él y los humanos.

La Iglesia católica enseña que necesitamos la ayuda y mediación de María para llegar a Cristo, para que Él nos perdone de los pecados, como por recomendación de su madre. No solo eso sino que también la hace corredentora con Cristo, cuando esto es imposible porque solo Cristo nos redimió de nuestros pecados.

1ª Timoteo 2:5 (Ver también Hechos 4:11,12; Hebreos 8:6;9:15;12:24; 1ª Corintios 2:11): Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

E) María, virgen no solo antes del parto, con lo que estamos de acuerdo, pues Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo, sino también virgen durante y después del parto.

Este dogma, al igual que los anteriores, es imposible respaldar mediante la Palabra de Dios. Además, es un intento de “rizar el rizo”, y un dogma totalmente innecesario. Pues, mantener la virginidad de María durante el parto y después del parto, no aporta, ni añade nada esencial a la fe cristiana, que se basa en que el Salvador del mundo fue engendrado en el útero de María por el Espíritu Santo, antes que ella “conociera varón” o sea siendo virgen (Mateo 1:18-25; Lucas 1:27-35). Notemos que el pasaje de Mateo 1:25, contradice la pretensión de la Tradición católica de mantener la virginidad de María posteriormente al nacimiento del Salvador:

Mateo 1:25: Pero no la conoció [a la virgen María] hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

 

 

Quedo a tu disposición. Bendiciones

 

 

Carlos Aracil Orts
www.amistadencristo.com

 

Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosortsgmail.com

 


Referencias bibliográficas

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

 

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