Amistad en Cristo - Carlos Aracil Orts

Probad los espíritus si son de Dios

 

Versión 21 marzo 2010

Carlos Aracil Orts 

1. Introducción*

Me pregunto ¿Cuántas religiones y sectas cristianas y no cristianas, que han sido capaces de captar un apreciable número de seguidores, existen hoy en día? Desconozco si fuera posible acceder a un listado donde estuvieran todas ellas recogidas, desde las más insignificantes con arraigo local o nacional hasta las más poderosas conocidas y extendidas por todo el mundo. Supongamos que por Internet pudiéramos acceder a las creencias, fundamentos, filosofías y técnicas que cada una de ellas posee de forma diferenciada, aunque existan elementos comunes a todas ellas. Prácticamente todas aseguran tener y ser la Verdad, el camino infalible que conduce a Dios, a la vida eterna, y a una vida armoniosa, rica espiritualmente y también fructífera en todas las otras dimensiones del ser humano. Sigamos imaginando, que el tiempo no cuenta para nosotros, y que nos hemos propuesto averiguar cuál es la religión o filosofía verdadera mediante el estudio y el análisis de cada una de las entidades u organizaciones religiosas que componen la citada lista.

Puestos a imaginar, supongamos de nuevo que cada persona es capaz de no dejarse mediatizar por su bagaje cultural, ni por sus previas creencias religiosas o ideas filosóficas. Todas estas personas sinceras investigadoras de la verdad, en su uso de razón, con suficiente inteligencia e imparcialidad, libres de todo tipo de prejuicio, ¿Podrían llegar a conclusiones fiables acerca de cuál es la verdadera religión, basándose sólo en su entendimiento, inteligencia, intuición y sentimientos? ¿Cuál sería el método para discernir entre la verdad y el error?

Estoy seguro que la duración de nuestra vida terrenal no permite realizar esta investigación, y en el caso que fuese posible nunca podríamos afirmar con rigor científico que nuestra elección es acertada y que hemos encontrado la Verdad y nada más que la Verdad, sin mezcla de errores. En el campo de la ciencia, lo que es verdad se comprueba casi con toda probabilidad cuando lo que se quiere probar puede reproducirse en el laboratorio. En el terreno espiritual no es posible usar ese método, y, a veces, se necesita que pasen muchos años para darse cuenta o verificar si lo que hemos creído es verdadero o falso. Pues el hecho que una aparente verdad pueda funcionar en algunos aspectos no asegura que sea eficaz en otros y que globalmente te haga mejor y te conduzca a realizar la voluntad de Dios.

Gracias doy a Dios que no nos ha dejado huérfanos y abandonados a nuestro propio entendimiento para discernir entre lo verdadero de lo falso, pues entre tal multitud de religiones, filosofías e ideas de todo tipo que existen en este mundo acerca de la Verdad, estaríamos totalmente perdidos y seríamos dignos de conmiseración si estuviéramos sin Revelación de Dios. Nadie necesita viajar lejos de donde vive para buscar la Verdad, ni indagar en miles de libros para conocer el camino que lleva a la santidad y la vida eterna.

Ante el enfriamiento en la fe cristiana y secularización del mundo occidental, muchos europeos y de otros continentes han dirigido sus miradas hacia la India y su espiritualidad ancestral, creyendo que en sus legendarios libros sagrados y grandes maestros espirituales se ha revelado Dios de forma más veraz y auténtica que en la Santa Biblia. Incluso se ha llegado a considerar a ésta como falsa verdad, dando toda credibilidad a cualquier doctrina que provenga de la India.

La doctrina de la reencarnación y todo lo que tenga un aire esotérico goza de gran popularidad y aceptación en nuestros días. Sin embargo, no necesitamos perdernos entre la gran confusión que existe en este mundo. La religión cristiana, tal como fue revelada en la Santa Biblia, y no me refiero a ninguna organización en particular sino tal como se presenta en el Libro Sagrado, una vez limpiada de las impurezas de corte humano que le fueron añadidas, es la más sublime y excelsa de todas las religiones. ¿Por qué digo eso? Porque sólo en la religión cristiana se revela a un Dios cercano que toma la naturaleza humana a fin de recatarlo de la muerte. Su infinito amor y misericordia hacia las criaturas humanas son hechos manifiestos cuando [Cristo Jesús] siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, (7) sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; (8) y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-8).

En el cuerpo de este estudio veremos cómo se ha revelado Dios a la humanidad, y cómo distinguir entre lo verdadero de lo falso, mediante la comparación de cualquier filosofía o religión con las Sagradas Escrituras de Dios.

1ª Juan 4:1: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.”

2. Cómo se ha revelado Dios a la humanidad de forma más directa y visible.

El escritor de la epístola a los Hebreos es muy explícito:  “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,” (Hebreos 1:1-3).

Dios no ha muerto. Dios existe y se ha manifestado sin lugar a dudas a la humanidad. La multitud de actos milagrosos y sobrenaturales que realizó Jesucristo son pruebas evidentes e inconfundibles de su procedencia divina. Dios ha hablado a este mundo muchas veces y de muchas maneras pero ahora nos ha hablado por su Hijo. Ya no tenemos excusa. Nadie puede decir que Dios nos ha dejado abandonados a un ciego destino, y permanecido en silencio. La revelación máxima y más completa de Dios es Jesucristo. “...para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, (26) el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, (27) a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, (Colosenses 1:25úp-27; Véase además Romanos 16:25; Efesios 3:3,4,9; 5:32; 6:19; Colosenses 2:2; 4:3; 1ª Timoteo 3:16).

Cristo es la Palabra de Dios hecha carne. Recibir, aceptar y obedecer la Palabra de Dios es aceptar a Cristo, el misterio que “había estado oculto desde los siglos y edades”.

¿Por qué otras razones creemos que Jesucristo es la más plena revelación de Dios a la humanidad, y el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6)?

Por las siguientes razones:

A) Porque muchos siglos antes de la venida de Jesús, nuestro Salvador, las Sagradas Escrituras hebreas, el Antiguo Testamento (AT), anunciaron no sólo el tiempo exacto de su nacimiento, sino también el de su muerte,** (véase Daniel 9:23-27) y todas las profecías acerca de su vida y muerte se cumplieron.

Daniel 9: 24, 27 anunció unos 600 años antes de la venida de Cristo, el comienzo de su ministerio.

Todo el AT se centra y enfoca en Jesús, el libertador de la esclavitud del pecado. Todas las promesas de bendición que Dios hizo desde el mismo momento en que Adán pecó, y los subsiguientes pactos con Abraham, Isaac, Jacob y Judá, se basan en el mismo Jesús (Véase Génesis 3:15; 22:18; 26:3,4; 28:14; 49:10).

Juan el Bautista se dirige a Jesús reconociéndole como “El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29; véase también 1ª Pedro 1:18-20). En el AT Jesucristo estaba prefigurado en aquellos animales, sin defecto alguno y sin culpa, que debían ser sacrificados para expiación de los pecados del pueblo (Éxodo 12:3,5,6; Levítico 5:5-7; 6:1-7; Marcos 14:12; etc.).

Véase además en Hebreos 9:1-28, como el tabernáculo terrenal, con su Lugar Santo y Santísimo era sombra y figura del celestial. Y Cristo, “... no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? (Hebreos 9:12-14).

El libro de Isaías en su capítulo 53 describe perfectamente, unos setecientos años antes de la era cristiana, a Cristo en su misión expiatoria del pecado y detalles acerca de su muerte y sepultura:

Isaías 53:6úp, 7,9,12: “...; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”

Si ahora contemplamos los últimos momentos de la vida de Jesús en el NT podemos ver con nitidez como en Él se cumple perfectamente esta profecía de Isaías 53:

La carga de nuestro pecado le aplastaba hasta sudar gotas de sangre mientras oraba: “Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” (Lucas 22:41-44)

No abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero: “Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? 14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.” (Mateo 27:13,14; Lucas 23: 8,9; Juan 19:17,18)

Jesucristo fue tremendamente humillado, vilipendiado, injuriado y escarnecido: “Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; 28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, 29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! 30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.” (Salmo 22:7,8; Mateo 27:27-31; 27:40,42-44; Lucas 22:63-65; Juan 19:3;)

Jesús orando por los transgresores (Isaias 53:12úp). Repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes (Lucas 23:34; Cf.  Salmo 22:18):

“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.” (Lucas 23:34; Mateo 27:35; Marcos 15:24; Compárese con Salmo 22:18):

“Y se cumplió la Escritura que dice: y fue contado con los inicuos” (Marcos 15:28; compárese con Isaías 53:12). El propio Jesús confirma que esta profecía se cumpliría en Él (Lucas 22:37).

Lucas 22:37: “Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento.”

Solo Dios conoce el futuro de antemano y anuncia a su pueblo lo que sucederá: (Amós 3:7; Isaías 46:9,10; Deuteronomio 18:20-22; Juan 13:19; 14:29; Juan 6:64)

Amós 3:7: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”

Isaías  46:9,10: “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, 10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;”

Deuteronomio 18.20-22: “20 El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. 21 Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; 22 si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.

Juan 13:19: “Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.”

Juan 14:29:  “Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.”

Juan 6:64: “Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.”

Mediante los profetas y sus predicciones, Dios comunica a su pueblo sus planes a fin de que los creyentes estén apercibidos y preparados para colaborar con Él, su fe se reafirme y acreciente, y todo fiel buscador de la Verdad no sea confundido ni sea tomado desprevenido cuando se cumplan los eventos previamente anunciados por Dios en su Palabra. Una de las pruebas más importantes de que Dios es el Autor de las Sagradas Escrituras es que en ellas existen muchas profecías, es decir, predicciones, que se han cumplido con precisión cientos de años después que fueron anunciadas. Completaremos  esta sucinta vislumbre de las profecías presentando un cuadro comparativo con la profecía o predicción anunciada en tiempos del Antiguo Testamento y su cumplimiento en el Nuevo Testamento.

Cumplimiento de las profecías del AT en Jesús (Breve selección)

Predicción en el Antiguo Testamento

Cumplimiento en el Nuevo Testamento

Jeremías 33:15,16: “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra.”

Lucas 1:27,69: “a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.” (Véase también 1ª Corintios 1:30)

Jeremías 23:5,6:  “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.”

1ª Corintios 1:30: “30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;”

Miqueas 5:2: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”

Lucas 2:4-7:Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, [...] 6 Y aconteció que estando ellos allí, [...]. 7 [María]...dio a luz a su hijo primogénito..”
 

Zacarías 9:9: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”

Mateo 21:2,4,5:"diciéndoles:[...] hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. (4) Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: 5 Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga.”

Zacarías 11:12,13: “Profecía de las treinta piezas de plata en que Jesús fue vendido por Judas.”

Mateo 26:15;27:1-10: 14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.”

B) Porque Jesús no sólo se reconoció a sí mismo como el Mesías y el Hijo de Dios (Juan 10:30,33,36; 4:25,26; Mateo 11:27; 26:63,64;), que debía ser entregado en rescate por muchos (Marcos 10:45) sino que así también testificaron de Él sus discípulos (Juan 1:41; Mateo 14:33; 16:15,16;), un personaje celestial, el ángel Gabriel (Lucas 1:26, 35),  y su propio Padre celestial (Mateo 3:16; 17:5;  Marcos 1:11; 9:7).

Testimonios del propio Jesús

Juan 10:36 “¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?”

Juan 4:25,26: “Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

Mateo 11:27 (véase también 26:63,64): “27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”

Testimonios de los apóstoles

Mateo 14:33 (véase también 16:15,16; Juan 1:41): “33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.”

Testimonio del ángel Gabriel

Lucas 1:26,30-35: “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, [...]30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

Testimonio de Dios, el Padre de Jesús

 Mateo 3:16 (Véase además Marcos 1:11): “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Mateo 17:5 (Véase además Marcos 9:7):  “Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.”

C) Porque Jesucristo nació con una naturaleza humana no contaminada por el pecado, y vivió y murió sin cometer pecado alguno.

Es muy importante que comprendamos que la naturaleza humana de Jesús era semejante a la nuestra pero no enteramente igual (Romanos 8:3: “...en semejanza de carne de pecado...”). ¿En dónde radica la diferencia? En un detalle tan esencial que sin él, su sacrificio expiatorio para rescatar a la Humanidad del pecado no sería válido. Fue como nosotros en todo menos en el pecado. Si Jesús hubiera nacido con una naturaleza pecaminosa como la que tuvo Adán, después de su Caída, o la de cualquier descendiente suyo, Él mismo habría necesitado un salvador, y por tanto, habría estado incapacitado para ofrecer su vida en rescate por los seres humanos. De aquí, que el apóstol Pedro diga que no fuimos rescatados“...con cosas corruptibles, como oro y plata, (19) sino con la sangre preciosa de Cristo, como un cordero sin mancha y sin contaminación,(20) ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”  (1ª Pedro 1:18 p.ú-20).

Su naturaleza humana era impecable. En la declaración del ángel Gabriel, que transcribe San Lucas, se afirma: “...por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado hijo de Dios.” (Lucas 1: 35 úp). A continuación, veremos algunos textos que nos ratifican la verdad esencial de que el hombre Jesús nació sin pecado.

Hebreos 7:26, 27: “26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.”

Hebreos 4:15: “15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

1ª Pedro 2:22:El cual [Cristo] no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;”

1ª Juan 3:5: “Y sabéis que Él [Cristo] apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él.”

1ª Corintios 5:21:Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él [Cristo].”

D) Porque Su tumba está vacía y es el único que ha vencido a la muerte con su muerte y por sus propios méritos.

Lucas 24:2-8: “Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. 8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,”

Hebreos 2:14,15: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.”

E) Porque murió y resucitó y fue visto por todos sus seguidores y por más de quinientas personas a la vez.

1ª Corintios 15:3-8: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.”

¿Qué más pruebas necesita nuestro incrédulo corazón para aceptar que Dios verdaderamente se ha revelado en Jesucristo, y que sin Él no hay salvación posible?

3. Juzgados por la Palabra de Dios y juzgando todas las cosas a su luz.

¿Qué pruebas hay de la inspiración divina de la Santa Biblia?

El testimonio de Jesús

La Palabra de Dios es la Verdad (Juan 17:17; Salmo 119:160). Cristo es la Verdad (Juan 14:6). Sin Él no hay salvación (Hechos 4:12).

Juan 17:17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”

Juan 5:39: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;”

El testimonio de los discípulos de Jesús

2ª Pedro 1:19-21: Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

2ª Timoteo 3:14-17: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Su poder de transformarnos a imagen de Dios: La Palabra nos hace nacer de nuevo.

1ª Pedro 1:23-25: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24 Porque:

Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre.

Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.”

Santiago 1:18: “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.”

Juan 3:5,6: “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”

Su autoridad divina, su poder de permanencia y su amplia difusión hasta lo más remoto y recóndito de la Tierra son también garantía de su procedencia divina y, por tanto, de su eternidad.

Mateo 24:35: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”

Isaías 40:8: “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.”

Dios nos habla y nos instruye en su camino a través de su Palabra

Romanos 15:4 (Véase también 2ª Timoteo 3:14-17): “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.”

1ª Tesalonicenses 2:13: “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”

La Palabra de Dios, conocer su Verdad,  nos hace libres.

Juan 8:31,32: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

La Palabra de Dios es el alimento espiritual que nos da vida eterna.

Mateo 4:4: “Él [Cristo] respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

Juan 6:31-35: “Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. ”

Juan 6:47-59: “47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.

La clave para entender estos versos está en Juan 6:63: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Es decir, comer la carne y la sangre de Jesús es asimilar su Palabra y obedecerla. Con ello conseguimos paz con Dios, nos llenamos espiritualmente de Él, y poco a poco nuestra personalidad se vuelve armoniosa aumentando en nosotros la capacidad de amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos, y muchas enfermedades son evitadas e incluso curadas. No obstante, tenemos que ser serios con esto, pues vivimos en un mundo de pecado y de rebelión a Dios, y el mal, el sufrimiento, y las enfermedades existirán mientras permanezca este mundo. “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” (2ª Pedro 3:13; véase además Apocalipsis 7:14-17; 21:1-8).

Poder de Dios para salvación: el creer en ella, aceptarla y obedecerla nos salva y nos da la vida eterna.

Romanos 1:16,17: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”.

Juan 8:51: “De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.”

1ª Corintios 15: 1-10: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Efesios 1:13,14: “En él [Cristo] también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”

La Palabra de Dios es luz que resplandece en las tinieblas y alumbra el camino verdadero.

Salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.”

La Palabra nos juzgará

Juan 5: 22-24: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

1ª Juan 1:4-11: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. 8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. 9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.”

Romanos 2:16 (Véase también Hechos 17:31): “en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.”

Juan 12:44-50 (Véase también Santiago 2:12; Apocalipsis 20:12): “Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45 y el que me ve, ve al que me envió. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. 49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.

4. La religión cristiana consiste en la Buena Nueva de salvación en Cristo

La religión es algo que sirve para recuperar la comunión con Dios, para unirnos y relacionarlos con Él, para aumentar la fe en su existencia, recibir su Espíritu Santo y, de esta manera, aprender a hacer Su voluntad. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6).

En el origen del mundo, el hombre decidió libremente separarse de Dios. Sin embargo, Dios no le abandona al destino aciago escogido por él sino que se revela a sí mismo mostrándole el camino de salvación. La religión (este término deriva de religar, del latín religare = volver a unir), trata de volver a unir al hombre con Dios. Si comparamos la religión cristiana con todas las demás que pretenden ser también reveladas por Él, y somos imparciales, nos daremos cuenta que el cristianismo se basa en un principio de amor y entrega a los demás mucho más elevado, sublime y excelso que el de las otras religiones, e imposible de concebir para la mente humana. Si Dios no lo hubiera revelado en las Sagradas Escrituras, nunca habría pasado por la imaginación de ningún ser humano que Dios mismo, en la persona de su Hijo, tomaría la naturaleza humana para rescatar a la rebelde humanidad mediante su muerte expiatoria en la cruz (Filipenses 2:5-11). “...Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, [...] y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2ª Corintios 5:19). ¿Pudo algún ser humano imaginar algo tan sublime si no hubiera sido revelado por Dios mismo?

2ª Corintios 5:18-20: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”

Si se me pidiera que sintetizara la religión cristiana en unos pocos textos, no dejaría de citar la famosa declaración de Jesucristo contenida en el evangelio de San Juan, capítulo tres:

Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Si aun se me diera ocasión de hablar más, añadiría los pocos textos que siguen desde el 17 al 21, pues son enormemente clarificadores, pues denuncian la depravada naturaleza, humana, que escoge rechazar a Cristo y permanecer en tinieblas, antes que ser alumbrados por su luz y ser conducidos a todo bien.
 
Juan 3:17-21: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.”

Y si se me permite seguir hablando citaría a San Pablo con su definición de evangelio o buenas nuevas de salvación en Cristo:

1ª Corintios 15: 1-10: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. 9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”

Las buenas nuevas de salvación, o sea, su Evangelio es “que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;” (1ª Corintios 3úp, 4)

Trataría de no perderme en vanas disquisiciones, y como San Pablo, iría al corazón del Evangelio y de la fe:  “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:9-13)

La doctrina cristiana no puede ser más sencilla: “ Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo..” (Hechos 16:31). Y si se me preguntase ¿Por qué he de creer en Él?

Porque Él dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. (26) Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente. ¿Crees esto?.” (Juan 11:25,26) y, también: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6; léase además Juan 3:18-21; 6:47,68).

Hechos 4:12 contiene una declaración muy solemne y universal, que yo no puedo menos que compartir contigo porque te aprecio: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”.

Sin Cristo no hay vida después de la muerte

1ª Juan 5:11,12:  “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”

1ª Juan 2:23-29: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. 26 Os he escrito esto sobre los que os engañan. 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. 28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.”

No debemos creer cualquier religión o ideología religiosa que nos presenten por muy bien que encaje con nuestra particular idiosincrasia ni por muy atractiva que nos parezca. Necesitamos hacer y ser como aquellos ciudadanos de Berea, descritos en Hechos 17:10-12, que todo lo que les enseñaban Pablo y Silas lo cotejaban con las Sagradas Escrituras “para ver si estas cosas eran así”.

Hechos 17:10-12: “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. 12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

Solo hay una forma de conocer la  doctrina cristiana en toda su pureza, y es acudiendo a la fuente original que es el Nuevo Testamento, en primer lugar, y en segundo lugar, para saber más del origen de todo, al Antiguo Testamento. Las diversas religiones cristianas han surgido por interpretaciones humanas partidistas y sesgadas, que no tienen en cuenta la totalidad de la Revelación como una unidad que es. Sus líderes se han dejado llevar por sus preferencias y deseos particulares, acogiéndose en muchos casos a doctrinas de otros hombres que han dado más crédito a la tradición de los Padres de la Iglesia, que a lo expuesto claramente por la Santa Biblia. Además, la alta crítica ha intentado socavar y poner en duda la absoluta inspiración divina de la misma. Muchos han despreciado la Santa Biblia y han preferido, en cambio, creer las doctrinas de otros hombres.

Aparte de analizar cualquier idea o religión acudiendo a la fuente original de todas ellas, las Sagradas Escrituras, la mejor forma de comprobar que, realmente, sus enseñanzas o doctrinas nos acercan o conducen a Dios es que observemos en nuestra experiencia diaria que nuestra vida da buenos frutos, como muy bien dice Jesús y San Pablo:

Mateo 7:15-20 (véase también Lucas 6:43-45; Juan 15:8,16): “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.”

Romanos 6:22 (Ver también Romanos 7:4): “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

Gálatas 5:22-26: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”

5. Probando los espíritus del mundo con la Palabra de Dios

Hace pocos días, una buena amiga me habló de un gran maestro religioso llamado  Paramahansa Yogananda y de su fundación “Self-Realization Fellowship”, de los que hasta ese momento, yo nunca había oído hablar. Enseguida quise satisfacer mi curiosidad y saber más de ese líder religioso oriundo de la India. Aunque entré en Internet y leí un breve librito acerca de esta filosofía o religión, que, al parecer, trata de conducir a Dios por medio de técnicas, ejercicios y meditaciones tipo yoga, reconozco que no obtuve suficiente información como para poder emitir un juicio serio sobre esta religión. Pues para ello necesitaría conocer más a fondo sus fundamentos y postulados, y emplear más tiempo leyendo varios libros del citado autor, que ya no son ofrecidos gratuitamente.

No obstante, gracias a mi amiga que cité anteriormente tuve conocimiento de las "Metas e Ideales" de Self-Realization Fellowship, los cuales me atrevo a comparar con los de la religión cristiana, sin pretender que eso se interprete como un juicio sobre toda la obra y vida de Yogananda, pues ya digo que todavía no poseo suficientes elementos o datos como para juzgarlos. En mi opinión, analizando sólo los enunciados de esas ocho metas e ideales, que me comunicó mi amiga, a la luz de la Santa Biblia, creo que no habría inconveniente alguno en considerarlos también metas e ideales cristianos aunque con los matices que explicaremos a continuación.

Por tanto, trataré de hacer un breve comentario sobre cada una de esas “Metas e Ideales” de Self-Realization Fellowship a la luz del Evangelio de Jesucristo. 

A) Divulgar en todas las naciones el conocimiento de técnicas científicas definidas, mediante cuya aplicación el hombre puede alcanzar una experiencia personal y directa de Dios.

Nuestro Señor Jesús también nos ordenó que “divulgáramos” su Evangelio a todas las naciones, a fin de que conozcan a Dios, y al aprender sus enseñanzas se conviertan y se hagan sus discípulos. “Las técnicas definidas” son todas las cosas que Cristo nos ha mandado en su Palabra (el Antiguo y Nuevo Testamento). Comprobémoslo en Mateo 28:18-20.

Mateo 28:18-20: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Para todo fiel cristiano es un gran gozo predicar las buenas nuevas de salvación en Cristo a todo el mundo. Pues al recibir su Evangelio con fe, obtenemos gratuitamente el don de la vida eterna, y experimentamos, la seguridad de la salvación, y la paz y alegría que se deriva de reconciliarnos con nuestro Dios. Desde ese momento nuestra vida entera en sus cuatro dimensiones, física, psíquica, social y espiritual se armonizan y vamos creciendo en santidad. ¿Cómo, pues, seríamos tan egoístas de reservar sólo para uno mismo la gran salvación que hemos recibido gratuitamente por medio del Evangelio? De ahí nuestro celo en la predicación del mensaje de salvación en Cristo.

Por eso me extraña tu afirmación de que “los de Self-Realization Fellowship no hacemos proselitismo”, ¿Qué significa esto en realidad? Quizá que ¿no tenéis celo para ganar adeptos o prosélitos para vuestra religión? Si una de las metas de esta Organización es “Divulgar en todas las naciones el conocimiento de técnicas científicas definidas, mediante cuya aplicación el hombre puede alcanzar una experiencia personal y directa de Dios.”, se supone que esto es una buena obra, puesto que ello conduce al hombre a tener una vida más armoniosa, a ser más bondadoso, altruista y amar al prójimo como a sí mismo. Entonces, ¿Por qué no compartir con los demás esas técnicas que conducen a Dios?

En mi opinión, tener, pues, celo para compartir una Verdad que puede llevar a la felicidad a mucha gente y a hacer un mundo mejor, es bueno en sí mismo. Más aún diré, reservarse esa Verdad entre unos pocos y no molestarse en divulgarla sería claramente una conducta egoísta de grupo elitista, que no quiere compartirla ni difundirla altruistamente sin esperar nada a cambio.

Si la doctrina de Yogananda tuviese la aprobación de Dios, no debería tratar de ser un método alternativo para alcanzar a Dios, prescindiendo de su Palabra. Otra cosa es que fuera un método complementario de autoayuda.  

Como seguidor de Cristo tengo celo de compartir con los demás la gran Verdad que me ha hecho libre del pecado y de la muerte (Juan 8:31-32). Y como San Pablo, puedo decir: “...no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:16,17).

No obstante, debo aclarar que no trato de hacer prosélitos para ninguna iglesia, pues yo no pertenezco tampoco a ninguna Organización. Sólo me gustaría, que mucha gente experimentase el Evangelio de Cristo en sus vidas para que tuviera la paz de la que habla San Pablo: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; (Romanos 5:1).

B) Revelar la completa armonía, la unidad básica existente entre las enseñanzas del cristianismo y las del yoga, tal como fueron expresadas originalmente por Jesucristo y por Bhagavan Krishna respectivamente, y demostrar que las verdades contenidas en dichas enseñanzas constituyen los fundamentos científicos comunes a toda religión verdadera.

¿Existe, pues, unidad entre las enseñanzas del cristianismo y las de Self-Realization Fellowship? Me alegro mucho que sea así. Sin embargo, parece haber una contradicción, pues, al parecer, se prescinde de Cristo, como el único camino, la verdad y la vida para llegar a Dios. Por tanto, no puedo menos que formularme las siguientes preguntas respecto al lugar que ocuparía Cristo en las enseñanzas de Self-Realization Fellowship:

¿Cuando uno asimila y practica las técnicas de Self-Realization Fellowship en que lugar se deja a Cristo?

¿Sustituyen las enseñanzas de Self-Realization Fellowship a las de Cristo?

¿Deja Cristo de ser el único en el que hay salvación (Hechos 4:12)?

Hechos 4:12: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”.

¿Prescindimos de Él como único fundamento (1ª Corintios 3:11) y único mediador entre Dios y los hombres (1ª Timoteo 2:5)?

1ª Corintios 3:11: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”

1ª Timoteo 2:5: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,”
 
¿Viene a ser inútil el sacrificio de su vida en la cruz para rescate de la humanidad (1ª Timoteo 2:6; Marcos 11:45)?

1ª Timoteo 2:6:el cual [Cristo] se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.”

Marcos 11:45: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

C) Enseñar a los hombres que el propósito de la vida humana consiste en expandir, a través del esfuerzo personal, nuestras limitadas conciencias mortales, hasta que éstas lleguen a identificarse con la Conciencia Divina.

No sé si reconocerás que este punto tercero es poco concreto: “expandir nuestras conciencias, identificarse con la Conciencia Divina.”. Depende de hacia dónde expandamos nuestra conciencia, y también de la imagen del Dios con el que queremos identificarnos. El Dios del cristiano es un Dios de amor, de infinita bondad y misericordia, y además, humilde. Es el Dios que Cristo nos mostró en el sermón del monte (Mateo 5) y en la cruz (Lucas 23:34).

El propósito de la vida para el cristiano es cumplir el llamado de Dios para su vida, ser santo y crecer constantemente en santidad, pues “sin la santidad nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14 úp). Sin embargo, está santidad está asegurada si no nos separamos de Cristo (ver Juan 15).

A continuación citaré varios textos que concretan al cristiano el propósito de su vida, sin lugar a dudas y malas interpretaciones.
 
2ª Tesalonicenses 1:11,12: “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, 12 para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

Esto no es nada abstracto. Todo el mundo sabe lo que es la bondad y la humildad y el amor, otra cosa distinta es que practique estas cosas. El cristiano no se puede vanagloriar de nada pues todo es un don gratuito que Dios, nuestro Padre nos da por la fe en su Hijo.

1ª Corintios 1:2: “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:”

Los cristianos hemos sido santificados por la fe en el sacrificio de Cristo (Hebreos 10:10,14). Es decir, aceptamos que Él ha muerto en nuestro lugar, por nuestros pecados, y por tanto somos absueltos y declarados justos por su sacrificio expiatorio. Él nos ha rescatado, pagando la pena que nos corresponde. A partir de ahí, ya somos santos, o sea, somos puestos aparte, separados del mal para consagrar nuestras vidas a Dios, venciendo el mal con el bien. Sin embargo, nuestra santificación no se completa en un momento sino que somos llamados a ser santos durante todo lo que dure nuestra vida terrena.

1ª Tesalonicenses 4:7: “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

Romanos 6:22: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

La santificación es un fruto de nuestra fe en el Evangelio y al mismo tiempo es un objetivo, pues tenemos que perseverar día a día para crecer a la “medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (ver Efesios 4:11-16).

Como San Pablo tenemos que pelear la buena batalla de fe para un día poder decir lo mismo que él.

2ª Timoteo 4:7,8: 7 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”

Y resistir la tentación (con la ayuda de Dios) para un día poder recibir, como afirma el Apóstol Santiago, la corona de vida.
 
Santiago 1:12: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”

Filipenses 3:14: “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

Colosenses 3:5-11: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, 11 donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.”

Colosenses 3:12-17:  “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”

Nadie puede negar que todo esto es muy concreto, y además un excelente plan y propósito para dar sentido a la vida.

D) Destacar la única carretera divina a la cual llegan con el tiempo las sendas de todas las creencias religiosas verdaderas: la gran vía de la práctica diaria de la meditación en Dios, práctica científica y devocional.

En mi opinión, no habría que confundir el camino con el transitar por el mismo. Primero se elige el camino que creemos conduce a Dios, y luego caminamos por él cada día, para ser cada día más santos, contemplando la santidad de Dios cada vez más de cerca. Caminar hacia Dios es obedecer cada día su Palabra, meditando en ella, y realizando las buenas obras que Dios preparó de antemano para que las hiciéramos (Efesios 2:10). Si el Espíritu Santo está en nosotros daremos los frutos del Espíritu que son los siguientes:

Gálatas 5:22-26:  “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”

Respecto al camino, no precisamente tiene que ser una gran vía, ni una autopista. Jesús dijo que Él era el camino (Juan 14:6). Él nos abrió el camino nuevo y vivo hacia el Padre a través de su carne (Hebreos 10:20).

Hebreos 10:19-25: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. 23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”

Mateo 7:13,14: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”

E) Liberar a la humanidad del triple sufrimiento que la agobia: las enfermedades físicas, las desarmonías mentales y la ignorancia espiritual.

El origen, la causa primera, de estos tres males y de todos los males que sufre la humanidad, entre ellos la muerte, es el pecado. Entendemos como pecado la separación de Dios y todo lo que conduce a la misma, a la enemistad e ignorancia de Él, y por supuesto toda transgresión de Su ley moral es pecado. Puesto que todo mal proviene de nuestro pecado, y de nuestra esclavitud al pecado, se impone primero de todo acudir a Aquél que puede liberarnos de esa esclavitud y de la esclavitud de la muerte. Necesitamos, pues, en primer lugar, reconocer que somos esclavos del pecado, y en segundo lugar, acudir a Cristo, que es el Camino, la Verdad, y la Vida (Juan 14:6) para que nos haga libres (Juan 8:31-38)

Juan 8:31-33: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?”

Juan 8:34-38: “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.”

Complementaremos esta afirmación de Jesús con las declaraciones de San Pablo:

Romanos 6:16-19: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.

Romanos 6:20-23: “Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¿Cómo pasamos de nuestro primigenio estado de esclavitud del pecado a ser siervos de la justicia y de Dios? Muy sencillo. No necesitamos ir a la India y apropiarnos de sus filosofías, ni practicar técnicas laboriosas o complejas que requieran seguir cursos largos de aprendizaje. Todo el mundo, tiene una Biblia, o un Nuevo Testamento, y si todavía no lo ha adquirido, puede conseguirlo fácil y gratuitamente de cualquiera de las muchas organizaciones cristianas que lo ofrecen, o de cualquier librería a un bajo costo.

Desde el primer momento que uno empieza a leer con fe la Palabra de Dios, empieza el diálogo con Dios y, por tanto, la relación con Él. ¿Cuál es la técnica, pues, para acercarse a Dios? Ya lo hemos dicho. Alimentarse, a ser posible, diariamente, del Pan de Vida que es la Palabra (Juan 6:33-35) y obedecerla (Romanos 6:17: “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;”).

Juan 6:31-35: “Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. ”

Juan 6:31-35: “47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.

La clave para entender estos versos está en Juan 6:63: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Es decir, comer la carne y la sangre de Jesús es asimilar su Palabra y obedecerla. Con ello conseguimos paz con Dios, nos llenamos espiritualmente de Él, y poco a poco nuestra personalidad se vuelve armoniosa aumentando en nosotros la capacidad de amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos, y muchas enfermedades son evitadas e incluso curadas. No obstante, tenemos que ser serios con esto, pues vivimos en un mundo de pecado y de rebelión a Dios, y el mal, el sufrimiento, y las enfermedades existirán mientras permanezca este mundo. “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” (2ª Pedro 3:13; véase además Apocalipsis 7:14-17; 21:1-8).

F) Fomentar la práctica de la "simplicidad en el vivir y nobleza en el pensar" y difundir un espíritu de confraternidad entre todos los pueblos, a través de la enseñanza del eterno principio que les une: su común filiación divina.

Totalmente de acuerdo. Sin embargo, no seremos todos hijos de Dios hasta que todos le reconozcamos como Padre. Y ello significa que debemos obedecer su Palabra que es su voluntad para nosotros. Jesús dijo: “si me amáis guardad mis mandamientos.” (Juan 14:15)

Juan 13:34,35: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

Juan 15:7-14: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. 12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.”

Solo cuando aceptemos a Jesús como el sacrificio expiatorio por nuestro pecado, seremos justificados, es decir, limpiados y perdonados de todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros, y recibidos en adopción como hijos de Dios (Romanos 8:15,16; Gálatas 4:6,7). “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” (Gálatas 4:7).

Matizo, pues, que la “común filiación divina” se produce sólo cuando lleguemos a ser hijos de Dios, mediante la fe en Cristo y la obediencia a toda Su Palabra.

G) Demostrar la superioridad de la mente sobre el cuerpo y del alma sobre la mente.

Bien. Estoy de acuerdo. La mente debe regir al cuerpo. Puesto que la mente se alimenta de pensamientos, sentimientos y emociones,  debemos alimentarla sanamente. Como dice San Pablo: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. 9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. (Filipenses (4:8,9)

Yo añadiría que cuerpo y alma deben ser regidos y dirigidos por el espíritu.

1ª Tesalonicenses 1:23,24:  “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.”

H) Dominar el mal con el bien, el sufrimiento con el gozo, la crueldad con la bondad, y la ignorancia con la sabiduría.

Totalmente de acuerdo. Esto es cristianismo cien por cien.

Romanos 12:9-21: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. 14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. 15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. 16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. 17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

 

Carlos Aracil Orts.
www.amistadencristo.com

 

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*Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo cuando se indique expresamente otra versión. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

** El tema sobre las profecías bíblicas que predicen el nacimiento y muerte de Jesucristo ha sido tratado en esta misma web, en la sección "Miscelánea" con el titulo "Nacimiento-muerte de Jesús y la profecía de las setenta semanas de Daniel" .

 

 

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